Reconozco que la avalancha de pelis Marvel me empieza a superar. Me encantan, pero tantas referencias cruzadas empiezan a agotar. Es por eso que la primera entrega de Deadpool fue un soplo de aire fresco. Envenenado. Porque no estamos acostumbrados a un nivel tan bestia de salvajadas: ni contra los malos ni, evidentemente, contra los buenos.
Segundas partes nunca fueron buenas. Esta no lo es. Pero la primera tampoco fue un peliculón para estar orgulloso de haber realizado ni tampoco para haber visto ni disfrutado. Es un placer culpable. No es elevada. No es majestuosa. No te hace pensar. Es simple humor bestia, el caca, culo, pedo, pis de toda la vida, pasado por el filtro de esta ola de cine de superheroes en la que vivimos.
¿Y qué?
Opino que estas peliculas son necesarias. O por lo menos, necesarias para mi. Agradezco las gracias de toda la vida. El que los malos (y algunos buenos) palmen de manera divertida y creativa. El decir «joder como se pasan» cada cinco minutos. El escuchar y disfrutar un chiste bruto bestia que nunca saldrá en los Vengadores. Porque no todo se tiene que convertir en un dramón de cuidado como con Infinity War (Ojito a los diez primeros minutos que también son de cuidado en este aspecto). Son diferentes maneras de afrontar las adversidades. Y Wade Wilson sabe que es un producto de consumo y entretenimiento y lo hace saber. A su manera. Pero lo hace saber.
Deadpool 2 consigue rebajar el tono dramático a golpe de brochazos, cada uno más bruto y soez que el anterior. Hay que reconocer que el puente entre segundo y tercer acto se hace un poco interminable. Pero la pelea final, y sobre todo, las escenas de créditos hacen que cualquier fallo de ritmo quede en un segundo plano. Porque yo, al menos, salí doblado de risa. M no creía haber visto lo que ha visto. Y… bueno. Fin. No hay que buscarle mucho más análisis.
Ryan Reynolds compagina labores de producción con la capucha y los kilos de maquillaje para encarnar al mercenario bocazas y Josh Brolin se quita el tono púrpura para coger el papel de Cable. Repiten Morena Baccarim (OOOOAAAAAGGGGGHHHH……) el taxista hindú, el barman colega y la ciega. Por parte de los X-Men retornan Coloso y Adolescente-Lesbiana-Con-Nombre-Largo-Del-Que-Nunca-Me-Acuerdo.
Y ya. Como una hamburguesa de comida rápida. Alimenta, pero no te acordarás más de ella.