Ando despistado. No muy enfocado en algo en concreto. Como si mi mente estuviese vibrando en varias direcciones, dispuesta a escapar hacia una de ellas. Tengo un cambio muy gordo en mente y este implica la confianza de otras varias personas. Confianza con la que cuento y que se me ha comunicado por activa y por pasiva.
Y es aquí donde mi puta pequeña cabecita vuelve a lo suyo: no me considero digno de nada, simplemente intento hacer lo que sé lo mejor que puedo. No es humildad. Hete aquí que la sensación está clínicamente documentada: Síndrome del Impostor
Alucino.
Resulta que hay un trastorno psicologico para definir mi estado mental: fenómeno psicológico en el que la gente es incapaz de internalizar sus logros.
Qué cosas.