Dos céntimos acerca de las elecciones que nos sobrevuelan a final de mes.
No votar no es la solución. Lo mantendré siempre. Por respeto a 40 años de historia de este país en los que no se pudo votar libremente. Hasta ahí correcto. Entiendo y comprendo todas las opciones.
Excepto una. Un candidato que solo sabe gobernar a golpe de decreto. Con la corriente a favor. Con un «salga el sol por Antequera» y aquí ordeno y mando. Un candidato que ha estado 6 meses okupando (si, con k) un despacho del que habría que haberle arrancado con hoces y bajo luces de antorchas. Sin hacer nada más que esconder la cabeza cual proverbial avestruz esperando que escampe y que el resto de partidos, o bien fuesen en tromba a por él o bien a pactar con el principal partido de la oposición.
Y me cabrea. Y enerva. Y me pone de una mala hostia increible pensar que la ineptitud y la inacción de este … «ente» lleve el premio de volver a ganar las elecciones. No olvidemos, además la aparición, día si, día también de nuevos datos, escándalos y nombres relacionados con la corrupción endémica que tiene el partido que él preside. Quiero pensar que en dicha organización existen personas honestas, justas y que piensan en el bien de sus semejantes. Pero cada día que pasa, como digo, cada vez que salta una nueva noticia, se me hace más difícil. Y me re-encabrono cuando me doy cuenta que esta gente va a volver a ganar las elecciones. Al final, esto va a ser como los documentales de la 2. Todo el mundo los ve, pero la audiencia la tiene Telecinco. Pues aquí, idéntico: nadie reconoce que les vota, pero vuelven a ganar.
Especialmente llamativo, a mi entender, es el intento de cambio de foco de los portavoces de este partido (en alimón con el candidato de otro partido diferente) hacia otro país y a lo llamado populismo. Me hace gracia que una señora conocida por sus exabruptos y sus dotes de conducción evasiva llame «populismo» a lo que hacen otros sin mirar lo que ha hecho ella en toda su carrera política. Pero la guinda, el toque genial, viene cuando aquellas personas dijeron, con motivo del 15 de Mayo de 2011, que esa no era manera de expresar opiniones y que si de verdad querían cambiar el sistema, que fundasen un partido político. Ahora que lo tienen fundado, los llaman anticapitalistas, antisistema y comunistas entre otras lindezas. No lo entiendo.
Ojo. A estos tampoco los defiendo. Me parece una manera de hacer política muy sobrada. Altiva, para quien prefiera el termino. Personalista. No se delega, no se busca un equipo. Ilusión sobra, se les ve y se nota. Pero moverlo todo a nivel personalista implica que no se vota al partido y si a la persona. Y me jode, porque visto el panorama de la teoríca socialdemocracia de este país, son los que más se acercan a mi sentido de voto.
Esos. Los defensores históricos de la socialdemocracia. A quienes los tiempos están cogiendo con el paso cambiado y cada vez se les ve más preocupados de mantener privilegios que de ocuparse de las necesidades de la sociedad. Con un candidato al que cada vez se le ve más pinta de marioneta al servicio de no se sabe muy bien qué, lo llevan chungo. Porque sus pretendidas medidas realmente le acercan cada vez más a posiciones liberales, y cuando uno se vende como garante y mantenedor de las tradiciones de la izquierda, debería preocupar que una formación emergente te adelante, precisamente, por la izquierda.
Y hablando de marionetas, los que quedan. Una formación que ha quedado retratada por su facilidad para pactar con unos y con otros, en virtud, en sus propias palabras, de la gobernabilidad de las instituciones. En mis palabras, para tener poder sobre todas las cosas e ideologías. Algunos les han definido como neoliberales. No está mal, pero afinando el tiro, yo les catalogaría como el intento que hace el poder economico (empresas cotizantes en bolsa, grupos mediaticos) para controlar el poder político. Y no lo están consiguiendo. De momento. Lo que están haciendo estupendamente es embarrar la campaña y cambiar el foco, beneficiando a la derecha y al gobierno en funciones. Lo que en baloncesto se llama «bloqueo y continuación». Hoy tu guarreas la campaña, mañana te tocará un ministerio. Al tiempo.
Esas son mis sensaciones. Tengo el voto decidido desde hace algún tiempo. Como siempre, no voto al que mejor me representa, sino al que menos me chirría. Porque si por mi fuese, de encerrarme en una habitación con los cuatro, repartia hostias hasta cansarme. Porque esta gente no está con la gente. Sino por encima. Una nueva reelección me haría llorar. Porque no es que tengamos a un idiota gobernando, es que los idiotas somos nosotros.
(Lo de siempre, a comentar a meneame)