Si, ha pasado un tiempo. Han sucedido cosas, pero la que más me ha soliviantado es la desfachatez, la cara dura y la poca o nula vergüenza de la clase política para con sus representados, es decir, nosotros.
Haciendo un símil con la época del despotismo ilustrado, estamos en un sistema político en el que se dice gobernar para quien vota, pero sólo interesandose por ellos-nosotros cada cuatro años. Cuando ven que el chollo se acaba. Cuando se ve que se necesita otra legislatura para que el asalto, robo o atraco redunde en beneficio propio para el político en cuestión. Obviando subidas de impuestos, ruedas de prensa desde un plasma, rodillo absoluto para aplicar recortes y más recortes.
Y en este 2015, donde más que fiesta de la democracia esto va a parecer una orgía con 5 convocatorias electorales a lo largo del año, está faltando tiempo para hacer campaña desde cualquier ámbito de poder cuya representación debe renovarse: Ya no estamos hablando de la típica rotonda inagurada por el alcalde, sino de ministros y presidentes del Gobierno haciendo como que se preocupan de algo que durante el resto de los 3 años se la ha soplado soberanamente. Y repito, todavía no estamos en campaña electoral.
Pero miro al otro lado, el tradicionalmente opuesto al actual partido en el poder. Y porqué negarlo, más cercano a mis ideologías. Y solo tengo ganas de llorar: si a los anteriores se les puede echar en cara el pasar de los gobernados, a los otros parece que solo les importa las alianzas, el reparto de poder interno y el salir en la foto sobre todas las cosas.
Es por eso que no me disgusta del todo el que haya nuevos actores en el reparto. A falta de conocerlos, sus intenciones parecen buenas. Aunque ya se sabe que el camino al infierno está enladrillado de buenas intenciones. Pero me gusta que hayan sido capaces de sacar de sus casillas a los partidos tradicionales, que durante buena parte de este año pasado les han hecho publicidad gratuita y gran parte de la campaña electoral. Y eso, en el puto mapa político de mierda que tenemos, es un terremoto en toda regla: Porque ven que algo puede cambiar. Y están acojonados.
Y no me disgustan, repito, pero no les votaré. Tampoco me lloraré demasiado si consiguen un resultado que implique un vuelco en el reparto de poder. Porque por una puta vez, el cambio parte de los votantes, no del tradicional bipartidismo que venimos sufriendo todos estos años donde la «izquierda» pasa a tomar medidas de centro liberal y la derecha… bueno, vamos a admitirlo: la derecha hace lo de siempre. Y no puede sorprenderme.
Asi que en esas estoy. Tengo definido mi voto al 80%. Es decir, sé a quien no voy a votar. A unos, porque en la puta vida me van a representar aplicando las políticas de recorte, corrupción y amiguismo que representan. A los otros, porque a día de hoy, las palabras Socialista y Obrero les sobran del nombre. Solo me queda decidir entre el resto. Y no será Podemos.
P.D.: Si vuelve a ganar quien gobierna hoy por hoy, es que la sociedad es muy tonta.
P.D.D.: A trollear a casa. Los comentarios de esta entrada serán especialmente validados. Solo es mi opinión. Se respeta o se debate. Pero nada más.