Hacía tiempo que no tenía tantas pocas ganas de no tocar el ordenador. Los días se están alargando mucho en el trabajo y en lo que no es el trabajo. Y al llegar a casa, aparte de no tener Internet, más allá de abrir el portátil para ver alguna película… poco más.
Primer damnificado, el blog. No por falta de contenidos, ya digo. Es una mezcla de pereza, cansancio y poco más. Reafirmo mi compromiso de meter una entrada periodicamente, pero ahora mismo, no puedo anticipar ni cuando empezaré ni qué frecuencia tendrá. Bueno, la razón de esta entrada, además de para disculparme por este largo lapso de silencio, es para felicitar las fiestas a todos los habituales.
De todos es conocida mi poca querencia por estas fechas y, desde luego, mi absoluta repulsa al sonsonete de la felicitación navideña porque sí. Así que si todavía queda alguien que me lea, que reciba mis más sinceros deseos de tener unas fiestas en familia y tranquilas.
Sean buenos. Nos leemos.