En 2009, a algún iluminado de ese canal de música «que emite de todo menos música» se le ocurrió dar luz verde a un proyecto que consistía, basicamente coger un contenedor de esos que se denominan «docurrealidad» y meterlo en un entorno, cuanto menos, curioso. Juntar a 8 adolescentes hiperhormonados (en todos los sentidos) en una casa de la costa de Jersey durante un mes. Y seguirles. En su convivencia, en sus fiestas, en sus relaciones sexuales,…. Un Gran Hermano, pero con los habitantes de la casa siendo conscientes de las cámaras y, muchas veces, aprovechandose de ellas.
El elemento aglutinador, por lo visto, es que los veinteañeros descendientes de italoamericanos de la zona comparten una serie de rasgos comunes. Si, generalizar es malo, injusto y probablemente, totalmente alejado de la realidad. Pero los chicos comparten una serie de rasgos comunes: morenos de rayos UVA, gusto infame por los tatuajes y por el oro (y cosas brillantes) en cualquier formato decorativo, cuerpos esculpidos en gimnasio, bocazas de libro, pelo esculpido a base de gomina y, en las inmortales palabras de Jake, más tontos que un pedo. Resumiendo
Claro que si lo de los muchachos da que pensar, lo de las féminas es para asustarse: mismo tono de piel causado por rayos, pechos operados a nivel «Hoy, en Megaconstrucciones«, demasiada facilidad para buscar compañero de actividades sexuales, mayor facilidad aún para agarrarse borracheras descomunales, dudoso gusto para escoger vestuario, enorme querencia por levantar el tono de voz por cualquier motivo (razonable o no) y más tontas que un pedo.
Los elemento que juntan todas estas características enunciadas son conocidos en USA como «guidos» y «guidettes«, termino despectivo para denominar a los descendientes de emigrantes italianos. En el caso que me ocupa, se metieron en un apartamento de una zona playera del estado de Nueva Jersey a 4 caballeretes y a 4 señoritas con las características arriba descritas durante un mes de agosto. Con una cámara a cuestas constantemente. Y a ver que pasa.
Y lo que pasó es que estos mastuerzos triunfaron. Lo petaron. Tanto, que renovaron el programa tres temporadas más, viajaron a Miami, a Florencia, hay un spin-off con más o menos lo mismo, pero basado en uno de los miembros originales del proyecto, … tres temporadas de la versión británica (Geordie Shore) y, agarrense los machos, con versión patria con base en Gandía.
Vaya por delante que me gusta. Pero no por los motivos que han enganchado a tanta gente. Me atrae el hecho de ver las relaciones entre gente tan tonta. Tan primaria. Sin objetivos largo plazo. Sin objetivos a medio plazo. Con los objetivos a corto plazo de agarrarse un cepo escandaloso y cepillarse a cuantos más miembros del sexo contrario, mejor. Contemplo hipnotizado como pretenden justificar sus actos poniendose profundos, metafísicos, casi etéreos. Y como no lo consiguen. Me encantan las broncas que se montan. Me parecen geniales los pollos que se montan por cosas chorras. O no tan chorras. El caso -y lo importante- es que son más tontos que un pedo. Y cada vez que acaba un episodio, mi cerebro reacciona siempre de la misma manera: «Esta es la juventud prototípicamente americana. Que no nos pase nada cuando esta generación llegue al poder«.
Porque lo que se ve en este programa es gente joven, de alto nivel adquisitivo, hij@s de papa a los que solo les preocupa la ropa que llevan, sus joyas o lo mucho que ligan (eufemismo de acto sexual). Me parece triste que, cuando deben cumplir una de las condiciones del programa, que es trabajar vendiendo camisetas en una tienda, busquen mil y una maneras de escaquearse. Me parece enfermo que ese sea el ejemplo que se pretenda dar a una sociedad, que ahora mismo no está para reír las gracias a un conjunto de niñatos que han tenido la suerte de encontrar este programa en su camino. Pero claro, es que la vida real no vende. Que alguien se levante a las siete para trabajar, pare para comer, siga trabajando y llegue a su casa molido y con ganas de meterse a la cama no es tan atrayente como la panda de borrachos que, ahora mismo, sirve de ejemplo a millones de jóvenes en el mundo. Que $deity nos coja confesados.
Eso si. Un mérito les voy a dar. Quiero pensar que en la primera temporada las situaciones y las reacciones son inocentes, es decir, actuan tal y como son. Cosa que en temporadas posteriores y en los sucesivos spin-offs no se ha dado ni de coña. Y si en nuestro Gran Hermano patrio hemos tenido gente que solo ha ido por la pasta y la fama fácil, que no nos pase nada con el reparto escogido para Gandía Shore. Canis y Jennis berreando a grito pelado por ser el más cabrón y la más zorra, con todos los cubatas pagados en la zona de marcha de Levante. De momento, ya tenemos una denuncia por una pelea en un bar.
Así nos va. Así nos va a ir. País.
Existe una gran diferencia entre la «opinión publica» y la «opinión publicada», en este tema el juego es el mismo, no es lo mismo la «realidad» que lo «realizado». Televisión de baja calidad al fin y al cabo, una macabra deformación del espejo, pero todos sabemos que el reflejo no crea la realidad.
El Gandía Shore tiene menos futuro que Cheers versión española…