Desde mis comienzos linuxeros, mi entorno de escritorio preferido ha sido Gnome. Los linuxeros somos gente a la que nos gusta la polémica: No teniendo bastante con las míticas y eternas discusiones entre los defensores talibanes de Fedora, RedHat, Debian, Suse, Ubuntu, (ojito con estas que son freaks hasta para mí) Slackware o Gentoo, los entornos de escritorio son el siguiente tema favorito de desencuentro en una reunión de frikis.
Yo empecé con Gnome sobre Debian. Chico, son gustos. Lo poco que probé de KDE no terminó de entusiasmarme. La interfaz tan «windows» me echó para atrás. Igual es que estaba en una etapa de mi vida en la que quería pasar olímpicamente de todo lo que olíese a windows. Y Gnome, sólo con el menú de Aplicaciones arriba a la izquierda, me atrajo más que todo lo que estuve mirando, que fueron KDE (que me perdonen sus defensores, pero es que a mí no me llamó nada) y XCFE (la simplicidad máxima, pero con un enfoque quizás demasiado minimalista y un cambio de paradigma que en aquel momento no lo veía demasiado claro).
¿Todo esto a qué viene? Pues que he sido usuario feliz de Ubuntu y Gnome durante bastantes años. Pero cuando conseguí mi nuevo netbook, quise experimentar con algo nuevo. Muchos compañeros y conocidos estaban cacharreando con Fedora y me lo planteé, total, para empezar de cero con un nuevo juguetito siempre cabe la posibilidad de formatearlo de nuevo. Y ahí que me descargué Fedora 16. Con un pequeño añadido: Gnome 3.
Ya había leído cosas acerca de esta nueva interfaz. Principalmente, malas. Pero después de 6 meses haciendome a ella y usandola, he de reconocer que me gusta el cambio de concepto. Mucho más limpio, visual y, al menos para mí, práctico. Y si se me permite la herejía, y salvando las distancias, con una usabilidad muy muy muy cercana a la que puede dar un Mac. Es lo que tiene trabajar en una empresa donde el 70% de los empleados tienen MacBooks. Que comparas.
Y me sigo quedando con este entorno de escritorio: La esquina superior izquierda es el punto mágico del entorno: Acercando el ratón a esa zona (o simplemente apretando la tecla de Windows del teclado), se abre un resumen de ventanas abiertas en el centro de la pantalla, los lanzadores personalizados a la izquierda (el Dock, para entendernos), los escritorios que tengamos abiertos a la derecha y la barra de alertas en la parte inferior. Escribiendo el nombre del programa que queremos ejecutar, nos va a apareciendo autocompletadas las coincidencias entre las aplicaciones instaladas y/o las carpetas por defecto para abrir esa localización. Pero, por defecto, limpieza. El escritorio, a menos que se indique otra cosa en las Preferencias del sistema, está vacío, limpio, claro… Un concepto muy zen de orden y limpieza.
Otra cosa que me ha enamorado es que el número de escritorios es dinámico. Tienes lanzados los que estés usando y uno más limpio totalmente, a lo Windows. Luego existen millones y millones y millones de extensiones para instalar y completar tu instalación y personalización en https://extensions.gnome.org/ Y de verdad que es una cosa en la que entras y no paras. Siempre hay algo que probar.
Luego ya, por detrás, puedes guarrear lo que quieras, como ha sido siempre y serán las distribuciones Linux. Pero en la sensación visual, me quedo por goleada con Gnome3. El salto de Gnome 2 al 3 es un salto de fe. Las cosas como son. O lo amas o lo odias. Pero hay que darle tiempo. Dos semanas como mínimo. Si luego no te termina de convencerte, se puede buscar en google el nombre de tu distribución añadiendole Gnome 2 y encuentras millones de tutoriales sobre como revertir Gnome a la versión anterior.
Por cierto, este artículo trata sobre mis sensaciones subjetivas acerca del entorno de escritorio que utilizo, tanto en casa como en el curro. No pienso entrar en un flame acerca de escritorios. Lo importante es que cada uno use con lo que se sienta cómodo. Y, desde luego, a poder ser, que sea software libre. Muchas veces no se tiene en cuenta las maravillas técnicas que tenemos a nuestra disposición por que se busca lo fácil.
(El fondo de pantalla de mi escritorio del curro es una foto mia de Japón… ya falta menos…)