Lo de ayer por la noche fue un mazazo. Cruel. Ni siquiera puedo apelar a la injusticia. A excusas externas, a condicionantes ajenos. No. El Atletico de Madrid fue mejor. Se encontó con su golito al principio del partido (luego, luego me extiendo) e hizo lo que viene haciendo durante toda la temporada. Esperar atrás y salir a la contra. Y con eso nos clavaron 3.
(Foto Mundo Deportivo)
Y no estoy triste. No estoy decepcionado. No, lo que tengo es cabreo. Impotencia. Aparte de ser un partido indigno de la competición que se ha realizado, parece que a ciertos jugadores del Athletic les entra vértigo cuando toca jugarse algo. Y eso no se puede entrenar. Marcelo Bielsa hizo ayer unas declaraciones en las que se hace responsable de toda la culpa de la derrota de ayer. No, Loco. No es culpa tuya. Bastante tienes con recuperar anímicamente a esta tropa para dentro de quince días, cuando nos juguemos la Copa del Rey contra el Barcelona de Pep en su partido de despedida.
Marcelo, tranquilo, no te fustigues. No puedes entrenar a jugadores como Amorebieta, que en la primera jugada exigente del partido hace un marcaje de baloncesto a Falcao, cubriendole a metro y medio. Y al Tigre, que es uno de esos delanteros que primero disparan y luego preguntan, le sobró tiempo para revolverse, acomodarse y ajustar un tiro parabólico a la escuadra derecha de Gorka. Contra eso no se puede hacer nada. Y luego el partido entró en la dinámica que al Cholo y a sus chicos les viene bien. Armarse bien, no dar segundas opciones y golpear en cada salida de balón con una efectividad tremenda.
El caso es que tengo la sensación de que el partido de ayer se parece a cuando te atropella un camión. Accidente. Doloroso. Y punto. No hay disculpa. Ni siquiera podemos echar la culpa al árbitro, del que se podría decir algo también, como no. Pero es el típico arbitraje europeo, sin marrones y sin complicaciones, donde no se toman decisiones comprometidas. Pero volvemos a lo mismo: cuando te clavan tres goles y tu imagen es impotencia pura, pues no puedes buscar disculpas donde no las hay. En ningún momento se entró en el partido y punto.
Así que el siguiente será dentro de 15 días contra el Barcelona. Y tengo miedo. Miedo porque si Falcao ha hecho lo que ha querido con Amorebieta y Javi Martínez, lo de Messi puede ser sangrante. Una cosa está clara. A peor no se puede ir. Y veo que este partido ha rebajado un punto la euforia de las dos finales. A ver si por fin, no yendo de sobrados, por lo menos plantamos cara.
EDITO: Es lo que tiene JotDown: Gente que escribe de puta madre. Y del artículo de Lartaun de Azurmendi me quedo con los siguientes párrafos:
De Gaizka Toquero se sabe en toda España el “Ari, ari, ari…”, lo tosco de su estilo, la calva que luce, la raza que le pone a todas sus acciones desde que salta al césped, su dorsal de lateral derecho pese a jugar arriba y el enorme cariño que le profesa cada jornada la parroquia bilbaína. Pero no puede ser que Toquero caiga tan bien sólo por esos rasgos ciertamente particulares. Tiene que haber algo más, y lo hay. Gaizka sabe que su nivel estrictamente futbolístico no alcanza para grandes cotas, pero esas carencias técnicas las compensa con su actitud y con el hecho de saber dónde está. Toquero es cualquiera de nosotros. Cada aficionado del Athletic ha soñado alguna vez con jugar en el club de sus amores pese a no tener el nivel requerido. Por eso, todos somos Toquero cada partido que juega. Representa al futbolista menos estilista y, por tanto, más parecido al seguidor rojiblanco de a pie. Yo querría haber sido Toquero. O dicho de otra manera: Yo soy un poco Toquero, ahí abajo en el verde.
Por eso lloraba el bueno del 2 del Athletic, quiero pensar. Por sí mismo, porque marcó en 2009 ante el Barcelona en la Copa para luego caer goleado, por dejar escapar otra final… pero fundamentalmente porque él sabía cuando saltaba al campo en el minuto 63 que llevaba a centenares de miles de aficionados dentro de su camiseta. Porque si juegas en el Athletic eres capaz de perder un brazo por engalanar la Ría para los tuyos. Y es que Cibeles, Canaletas o Neptuno tienen su aquél. Pero, ¡ay, la gabarra! Palabras mayores.
Yo digo que veremos la gabarra de Toquero porque para eso elegimos ser como somos. Las lágrimas de Gaizka Toquero llevaban amarradas a sus mejillas la rabia de todo un pueblo rojiblanco, de gente de Bilbao, de Durango, de Zarautz, de Almendralejo, de Albacete y de Nueva York. Lágrimas con un mensaje que se puede leer entre líneas y que representan el pegamento que nos une a todos: el Athletic Club. Los once aldeanos.
Ya vuelvo a estar animado…. AURTEN BAI!!!! KOPAREN BILA, KARAJO!!
Es lo que dices: el Atlético fue superior durante todo el partido y parece que al Athletic le vinieron todos los miedos de golpe.
Pero bueno, si el club consigue mantener al eje del equipo, no habrá que esperar mucho tiempo para verles en otra final europea.
¡AMEN!