La parte central de la meseta no es buen sitio para frioleros. Aunque no hemos sufrido ningun embate del temporal, los vientos heladores han afectado a los termometros de Madrid y alrededores, de tal manera, que esta noche, por ejemplo, hemos llegado a 6° bajo cero. Cielo azul, cierto, pero frio que te cagas.

¿Todo esto a qué viene? Bueno, la princesita, de quien ya hablé en su momento, trabaja en una compañía del sector de eléctricas y renovables. Y en algun momento de su vida decidió que las calderas de gas para calefacción son el instrumento del demonio y no deben ser usadas mas que dos, tres horas al dia como máximo, y nunca mientras estemos durmiendo.

Este finde pasado M vino a dormir a mi casa. Es friolera por naturaleza y uno, que ya se conoce un poco, decidió mantener el termostato (y la calefaccion encendida) a 20°. Por estas casualidades de la vida, este finde no he tenido a mis compis en casa y se ha estado muy a gusto.

Pero esta noche… Me he levantado pensando en domesticar pingüinos. Me he acercado al termostato y casi me caigo de culo: puesto a 17° en modo nocturno. Dicho de otra manera: como si no lo pones. Asi que sintiendolo mucho, yo no vuelvo a pasar frio por la noche. En el momento en el que la gente se vaya a la cama, pienso ponerlo a 20 grados. Asi, por lo menos, no me despertaré con carambanos en la nariz y tendremos una presion decente para ducharnos por la mañana (que esa es otra).

La caldera es, hablando mal y pronto, una puta mierda. Y más desde que el amigo mani…errrr….manazas del casero le metió mano. Basicamente, ahora tenemos un gasto en gas bastante ridiculo y una casa caliente al de media hora de poner la calefacción. Las paredes son de papel, las cosas como son. A cambio, el agua caliente en el circuito de baño llega sin presión a lavabos y duchas. Con lo cual, o aprovechas que la caldera lleve un rato encendida calentando la casa, o te puedes morir congelado al pretender ducharte al levantarte por la mañana.

Cosa que a un servidor le pasaba el año pasado. Este, he tenido una revelación y me compré un calefactor eléctrico que utilizo para casi todo relacionado con lo que incluya desnudez: Cambio de ropa, ducha, ponerse el pijama. Y vivo medio bien. Salvo días en los que al despertarme no me siento los dedos de los pies.