(Lo siento de verás, pero esta semana ha sido de locos y aunque ví la carrera de Abu Dhabi, no he sacado ni un momento para escribir sobre ella. Mis disculpas a los interesados. De hecho, HOY ha sido el primer día en el que he tenido un ratejo para escribir en el blog.)
Si, estamos a jueves. Pero puedo garantizar que esta semana ha sido de lo peorcito que he tenido en el ámbito laboral desde que yo recuerde. A una concatenación de hechos (ajenos a mí) que han derivado en una serie de eventos desgraciados para mi puesto de trabajo, se ha sumado un comercial listillo que me ha estado intentado vender una cosa que ni él mismo se la cree.
La situación ya está contenida, pero el runrun de mi cabeza se dirige hacia esas profesiones que me veo incapaz de desempeñar. La primera, comercial. La segunda, abogado. La primera, porque has de ser capaz de vender a tu madre y a tu padre prometiendo el oro y el moro a la persona que necesitas convencer para que compre tu producto. Ojo, los comerciales de mi empresa son buenas personas (por lo menos eso creo) pero tampoco me han intentado vender nada.
Supongo que estoy relativizando mucho. Pero mis experiencias con los comerciales (este que me ocupa, la persona que me vendió el coche) no me dan buena imagen del sector. Trepas capaces de mentir, matar, violar y saquear con tal de llevarse su comisión. Eso sí. La misma habilidad que demuestran para interesarse por tu vida y milagros mientras estás planteandote la adquisición de su producto o servicio se vuelve total y absoluta indiferencia (cuando no desprecio) cuando tienes un problema y el único contacto que tienes para solucionarlo es el suyo. Es algo que siempre me llama la atención.
Y por otro lado, tenemos los abogados. Profesión digna donde las haya, eso por delante. Pero cuando me pongo en el caso de ser el abogado de un asesino violador confeso y tener que retorcer y retorcer la verdad para que mi cliente salga en libertad, primero, yo no podría. Segundo, retorcería el cuello. No sé. Supongo que debe haber garantes de que un acusado (confeso y culpable o no) reciba un proceso legal y justo. Pero de ahí a salir en los medios diciendo que tácticas usará para conseguir que su cliente salga en libertad (sic) me parece digno de poseer nula conciencia, menos escrúpulos aún y un rostro de cemento armado.
Yo no podría. Pido perdón a los sectores que se vean reflejados en este post, pero es lo que me ha tocado vivir.
Yo tampoco sería nunca comercial ni abogado. Hay que valer para esos oficios, y no todos tenemos arrestos para ello.