Pues no, lo siento. No soy capaz de entender eso de tener que pagar dinero por ir a un gimnasio y encima, no ir. Así que me he buscado una actividad física lunes y jueves por la tarde-noche: me tengo que desplazar unos 30 kilometros para tener una hora de sufrida, satisfactoria y cansada sesión de basket. Lo mejor de todo es que es bajo techo (cosa que en invierno se agradecerá bastante), con un grupo de gente que, además de jugar razonablemente bien, es bastante formal y comprometida a la hora de quedar y que ya llevo cosa de un mes.
Un mes jodidillo a la hora de recuperar, las cosas como son. He estado demasiado tiempo cogiendo roña y óxido y las corvas, los riñones y los abdominales tiran que da gusto. Pero por lo menos ahora ya no me quedo sin aire en el calentamiento… Además, en mi última etapa de ponerme en forma, tenía lavadora y plancha ajenas a mi disposición. Ahora, yo me lo guiso y yo me lo como. Y no gano para poner lavadoras. Tengo que pasarme por una tienda de deporte para adquirir, como mínimo, una camiseta sin mangas, renovar calcetines y una muñequera.
Y empezar a mirar algún masajito en la espalda y las piernas, que hoy, por lo menos, no me vendría ni medio mal.
P.D.: La imagen de la entrada es porque la camiseta que estoy machacando es mi vieja camiseta de Manu Ginobili con el 5 de Argentina.
Si fueses corriendo esos 30 kilómetros, ¡te pondrías el doble de en forma!
@Jake: Pero es que tampoco quiero correr una maratón… 8S