Si por algo están destacando estas últimas carreras es por la emoción que está aportando el elemento climatológico. Parece que existe un frente frío que persigue a la caravana de camiones de la F1 en Europa y que solo descarga los domingos. Silverstone, Nurburgring y Hungaroring han tenido lluvia y un espectáculo emocionante en el momento de la salida de la carrera dominical.
Porque otra cosa no, pero los diversos percances, trompos, derrapes y salidas de pista lo han sufrido todos los pilotos. Incluso el alabadísimo (por el comentarista de las carreras) Fernando Alonso no tuvo uno de los mejores días que se recuerde en el vetusto, ratonero y de grato recuerdo circuito de Budapest. Vale que ni siquiera Sebastian Vettel o el ganador final de la carrera Jenson Button tampoco se libraron de un par de volantazos y/o paseos por las escapatorias.
Pero al final, de esto es de lo que se trata. Que me perdonen los señores Ecclestone y Tilke, pero estos son los circuitos que molan. Vale que la lluvia está poniendo de su parte. Vale que lo de Pirelli, al ser nuevos y todo eso, aporta un plus de incertidumbre a las decisiones en los momentos críticos. Pero los trazados europeos tienen un «je ne sais pas que», un algo que aporta más espectacularidad a las carreras. Llamadlo tradición, llamadlo competitividad. Pero los clones de rectas eternas y curvones de primera velocidad marca de la casa Tilke a mi no me convencen.
Retomo, que me desvío. Victoria final de Jenson Button que demuestra una vez más que es un maestro en situaciones cambiantes, segundo puesto para Sebastian Vettel que, aún en el bache de resultados que atraviesa, ha hecho una carrera inteligente para sus aspiraciones mundialistas y cerrando el podio, Fernando Alonso en una de las carreras más grises y accidentadas que le recuerdo.
Y poca cosa más, carrera divertida donde las haya, con el sorpresón de Adrian Sutil entrando en puntos por delante del mismísimo Michael Schumacher y el bonito y espectacular pete en la calle de boxes del Lotus Renault de Heikki Kovalainen. La siguiente, dentro de tres semanas en uno de los templos de esta competición: Spa.
EL BUENO: JENSON BUTTON: Es bueno contar con esta clase de pilotos. En segundo plano, con perfil bajo y callado. Porque demuestran que a poco que se sepa nadar y guardar la ropa en circunstancias adversas de carrera, se puede llegar muy arriba. De hecho, un amigo (hola Poochie) me pidió consejo para apostar para ganado. Y vistas las equivalencias, le aconsejé Button. Ya tenemos un par de cervezas apalabradas por ahí. 8D
EL FEO: LEWIS HAMILTON: Claro que no puede haber un ganador sin que alguien haya perdido. Y en este caso que nos ocupa, el otro piloto del equipo McLaren vivió en sus carnes las deslizantes y cambiantes condiciones del trazado húngaro.
EL MALO: FERRARI: Lamento tener que dar un palo a la Scudería, pero es que no parece serio que a estas alturas de temporada el monoplaza no sea capaz de hacer que las ruedas traseras cojan temperatura optima de funcionamiento. Y eso lastra cualquier estrategia de carrera, ya tengas a Fernando, a Massa, a Michael o a Fangio al volante. Más aún cuando el veranito gélido que provoca la caravana de la FIA parece convertirse en una tónica habitual. Igual es problema inherente al diseño inicial del coche y se debe arrastrar el resto de temporada, pero opino que sería la primera cosa a mirar cara a la temporada que viene.
EL CRACK: (por bueno) SEBASTIAN VETTEL: Ha vuelto a subir al podio por detrás de un rival que no le importa tanto cara al campeonato. Su sonrisa de felicidad era de estar pensando «toma, todos los que me persiguen han quedado detrás de mi, nadie me ha recortado puntos y esta ha sido una carrera trampa que he pasado con nota«. Podía haber perdido mucho y sin embargo, sale reforzado.