Si la FIA, en su «incansable» búsqueda del espectáculo -notese el acento con rentintín en el adjetivo- nos ha plantado las diversas normas de Kers, difusores soplados, neumáticos extremos y DRS y demás, ha tardado media temporada en producirse una carrera con tres pilotos de tres escuderías diferentes dándose leña por las primeras posiciones hasta el último tercio del gran premio, es cosa de ver que pasará la temporada que viene.
No, no me quejo de la disputa (noblota y recia) que Hamilton, Alonso y Webber han mantenido hasta el último cambio de ruedas. Mi queja va encaminada a que esto mismo es lo que se deseaba ver desde el comienzo de la temporada y que solo ha sido posible con cambios de reglamento a mitad de ella. No quiero pensar en que Red Bull tiene un bajón de rendimiento (Webber estuvo peleón toda la carrera) pero hay que reconocer que Sebastian Vettel (cuarto ayer) está dando una emoción innecesaria a la posición de abuso que lleva manteniendo toda la temporada.
Porque cambios de normas aparte, en McLaren y Ferrari se han puesto las pilas y la falta de competitividad de comienzo de campeonato ha quedado en el recuerdo. Los italianos por fin tienen un coche consistente a lo largo del fin de semana (principalmente en manos de Alonso) y los ingleses tienen un misil entre las manos que califica estupendamente y que en carrera tiene un rendimiento más que digno. Evidentemente, con la ventaja que ha sacado Red Bull en todos los grandes premios anteriores, sería descabellado pensar que italianos o ingleses tienen algo que hacer en ambos campeonatos, pero hay que reconocer que carrera a carrera, por lo menos, la cosa está ganando en interés.
Resumiendo, que carrera interesante con adelantamientos de todos los colores, sorpresón con la sexta posición de Adrian Sutil con el Force India, Jaime Alguersuari fuera de los puntos por primera vez en tres carreras (pero olvidada su crisis de resultados frente a Buemi, quien por cierto, se llevó puesto a Nick Heidfeld al inicio de la carrera) y que Hispania sigue igual de mal a pesar del cambio de nombre. En fin, la siguiente ESTE finde en el ratonero circuito de Karts llamado Hungaroring. Nos leemos
EL BUENO: LEWIS HAMILTON: El McLaren es un coche extraño. El mismo Pedro Martínez de la Rosa lo decía en la retransmisión. Le cuesta coger ritmo en los entrenamientos libres, pero, mágicamente, tocan algo la noche del viernes y se sacan unas tandas de calificación excepcionales. Y el piloto que mejor está aprovechando el monoplaza es el bueno de Lewis, que insisto que no es santo de mi devoción, pero hay que reconocer que el tio es un piloto como la copa de un pino.
EL FEO: SEBASTIAN VETTEL: Tener doscientos puntos de ventaja en la salida del gran Premio de Silverstone puede hacer que te relajes, es un hecho. Pero es que el alemán se ha borrado directamente. Vale que la carrera británica fue una tuerca mal parida y que en esta el coche no terminó de funcionar (eh, no me mires así, Lobato… si la excusa vale con Alonso, también vale con Vettel) pero ahora mismo, el peor enemigo del alemán es él mismo. Por lo menos, hasta que vuelva a ganar una carrera.
EL MALO: FELIPE MASSA: Uno de los grandes misterios de la F1 actual es cómo puede ser posible que el brasileño siga sentado sobre el Ferrari, siendo batido sitemáticamente una vez tras otra por su compañero y aguantando poco o muy poco a los rivales. Vamos, que no está funcionando ni como primer piloto (la referencia) ni como segundo (escudero). Y chico, la imagen del domingo no aguantando más que una vuelta a Webber a mi no me convence.
EL CRACK: MARK WEBBER: Peleado con todos otra vez, se ha sacado una carrera muy inteligente para acabar tercero. Vamos, que empieza a sacar la calidad como piloto para acallar los rumores que le situan fuera de RBR el año que viene. (Rumures interesados, por cierto, que colocan a Jaime Alguersuari en su asiento, dicho sea de paso) ¿Mi apuesta? Que continuará en el equipo austriaco.