Confieso que los sandbox es un género que me atrae. Muchísimo. Este género y los FPS con buen guión me atraen. Pero el sandbox, con ese puntito de «pues ahora me vuelvo loco y me lio la manta a la cabeza» en entornos urbanos le da un interés molón a las tramas. Cornologicamente: Me gustó el GTA III a pesar de sus tiempos de carga entre islas. El GTA Vice City me llevó de nuevo a los 80. Flipé con la barbaridad espectacular que fueron las historias de raperos gansta’ negratas en GTA San Andreas. He jugado a los Assasins Creed con la mandíbula descolgada de asombro en las recreaciones de antiguas ciudades.
Pero como fan absoluto de las pelis de Sergio Leone, cuando me regalaron el Red Dead Redemption y lo puse en marcha, sentí que el mundo del videojuego cerraba un círculo homenajeando al maestro italiano con un título totalmente deudor de aquellos míticos spaguetthi-western donde los malos eran duros y los antiheroes más duros todavía. Homenaje en todos los aspectos: paisajes, fotografía, guión, personajes… Un gustazo recorrer los infinitos paisajes del estado ficticio de New Austin y la frontera mejicana resolviendo (o armando, hay libertad total para ser bueno o malvado fuera de la historia principal) entuertos.
Y es que la acción comienza y estamos totalmente despistados. En una secuencia de animación ingame únicamente descubrimos retazos de conversaciones sueltas de personajes que, más tarde o más pronto, volverán a aparecer en el juego con mayor o menor incidencia en la vida de John Marston. Que hay una historia principal. Pero también existen una multitud de historias secundarias e, incluso, eventos aleatorios que nos sirven para mejorar (o empeorar) nuestra reputación y/o la cartera.
Gráficamente, estamos hablando de un juego muy muy muy trabajado. Los paisajes te dejan sin aliento, ya que el entorno te permite viajar desde polvorientos desiertos mejicanos a nevadas montañas dejando entre medias llanuras infinitas, oscuros bosques y pantanos y marismas infectos, cada uno de ellos con una fauna que, a la que tenga oportunidad, te atacará. Y eso solo es el entorno. No estoy hablando de los peligros que supone ser un antiguo forajido que mete las narices en asuntos que puede que no le vengan a cuento, pero que, como todos los antihéroes de las peliculas de Leone, siempre se acaban cruzando en su camino.
Y es que toda la historia (TODA: principal y secundarias) está a la altura del nivel gráfico que aporta este juegazo. Que en un par de ocasiones tira de tópicos, pero se perdona. En historias del Far West está casi todo inventado, pero si alguna vez te cansas (o te atascas en alguna misión) siempre puedes coger tu caballo y deambular por los casi infinitos paisajes que se pueden disfrutar. Ya digo que si te va el género y alguna vez has querido ser Clint Eastwood en El Bueno, El Feo y El Malo, esta joyita de Rockstar es tu juego.
Hey! Una invitacioncilla de Google+ para un fiel seguidor de tu blog? 😀
Por cierto, espero ansioso la entrada sobre la carrera de ayer…
Está muy bien. Aunque las voces mexicanas están fatalmente escogidas.