Paradise City 0.3
WHERE THE GRASS IS GREEN AND THE GIRLS ARE PRETTY
Jul
01.
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Categoría: ira

Ya hablé de ella en su momento. Y ayer la volvimos a tener.

A la descripción que hice en su momento tengo que añadir que es de esa clase de personas que parece que levantan el país ellas solas. Vamos, que los demás somos unos putos vagos y que su día en el trabajo siempre es peor que el tuyo. No tiene más alcance en la conversación que el trabajo, trabajo, trabajo. Y esta semana se ha pasado dos días fuera de la ciudad por motivos laborales.

Ayer estaba yo forrando el álbum fotográfico del viaje a Dubai cuando entró en casa arrastrando la maleta y dando voces por teléfono. Ni buenas tardes. Directa al cuarto, pegando portazo y continuando la discusión. Ya digo que desde que me hizo aquella ni sufro ni padezco. Paso, pero sin que parezca que le hago vacío. Y ayer no hice una excepción. Y más, cuando, una vez acabada su pelea telefónica, sale de su habitación, se me planta delante y me espeta:

«Que sepas que _______ sin ______ desde la semana pasada y que te tocaba a tí».

«Buenas tardes a tí también, ya sé que tengo que hacerlo y conmigo no pagues lo que te traes de fuera que soy quien menos culpa tiene»

«Si te lo estoy diciendo a buenas y sin acritud.»

«Pues no lo parece, ahora mismo estoy liado y cuando pueda lo hago, pero si tienes algún problema, yo no soy el culpable»

«No tengo ningún problema…»

«No, claro… entras en casa, no saludas, vas gritando por el móvil, pegas un portazo para encerrarte en tu cuarto…»

«Saludé cuando entré en casa y no grité ni pegué un portazo.» (Lo de hablar en pretérito perfecto es una manía que tiene que me pone del hígado, joder… no son acciones que hiciste ayer acabadas en el tiempo, son acciones que todavía tienen desarrollo…)

«Que si, que lo que tú digas… te estoy diciendo lo que veo»

A ver, que todo esto no iría a más si no fuese por el hecho de que, cinco o diez minutos más tarde, la princesita le levantó la voz a la otra compañera de piso y esta le volvió a recriminar en los mismos términos que yo que estaba un pelín tensa y que no debía pagarlo con ella. Yo, que lo escuché, elevé la voz (bueno, digamos que la cerveza que llevaba encima ayudó) y dije: «Gracias, no soy el único que lo ve«. Y la princesita se tuvo que callar.

Me jode sobremanera porque esta es la típica compi de piso de las que todo el mundo habla y que yo nunca he tenido. Armario propio en la cocina, sus ingredientes para cocinar aparte… vamos a ver, yo siempre que he tenido la suerte de compartir vivienda, con todo el mundo he compartido mis posesiones. La comida, la bebida, etc… Si hay que cocinar, por lo que sea y estamos todos en casa, no me importa preparar una comida para todos. Pero una de las costumbres más feotas de esta señorita es que, sábados y domingos que se queda en Madrid, sale a pasear de doce de la mañana a cuatro de la tarde. Y cuando llega, SE prepara SU comida. Con lo que tú, que ya has cocinado y comido, y por generosidad, le ofreces de lo tuyo. Y ella, según el día, acepta o no, las cosas como son. Pero a ella no le sale cocinar y ofrecerte.

Y luego claro, cuando te señala pajas en tu ojo, hay días que solo tienes ganas de arrancarle la cabecita. Como ayer, mismamente. Claro que la semana pasada no lo hice, te recuerdo que me fui de vacaciones. Pero si quieres jugar a eso, vamos a jugar todos. Por mis santos huevos que si. No pienso hacer nada que no me toque cuando ella no esté en casa. Porque una cosa es ser tonto, otra que se aprovechen de mi y otra que se aprovechen de mi por sistema. Coño ya.


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