No lo conté por aquí, porque en caliente no es bueno escribir nada y más tarde no me pareció relevante. Pero el finde del 14 de enero, cuando me dirigía a mi casa después de haber dejado a Raist en la suya para la cena de Navidad de compañeros de la uni tuve un accidente en una rotonda. Bueno. «Accidente» quizás no sea la palabra adecuada, porque no ocurrió nada. «Toque» refleja mejor la realidad del suceso en si.
Rotonda grande. Tres carriles. Yo me pongo en el de más a la derecha y voy esperando a que los que me preceden vayan entrando. Hay tráfico y la cosa va poco a poco. Por fin, me toca. Me situo por detrás de la línea del ceda y miro a mi izquierda esperando el momento oportuno para incorporarme. Suelto el embrague, giro la cabeza y TOC!
Una Mercedes clase E de delante PARADA dentro de la rotonda. Y mi Clio acaba de golpearla por detrás. A una velocidad mínima. Ni siquiera he soltado el embrague del todo. Me he dado golpes más gordos contra columnas de aparcamientos y garages. En fin. Me pongo a la derecha y saco los papeles. Casualmente, una patrulla de la Ertzantza pasa por allí y me ayudan a cruzar la carretera. Buenas noches, lo siento mucho digo, mordiendome la lengua para no preguntar que cojones hacía parado DENTRO de la rotonda. La Mercedes no tiene ningún desperfecto visible y pienso que igual no hay que dar parte a los seguros. Además, tengo un hermano mecánico que igual puede hacerles un apaño y a mi un favor.
Son un matrimonio mayor. Uno de los ertzainas pregunta a ver si estamos todos bien. Yo sí. El hombre tambien. Y la mujer, puta vieja bruja de 90 años bisiestos, va y suelta: «El cuello». Reprimo el juramento que me sube por la garganta acerca de defecarme en cierta figura religiosa y en toda su corte celestial. Señora, si ESE toque le ha puesto mal el cuello, también se ha puesto a ovular. El caso es que como veo por donde van a ir los tiros, solicito los papeles del seguro para quitarme problemas. Los rellenamos y hasta ayer.
¿Que a qué viene todo esto? Bueno, pues resulta que mi amantísima familia me ha comunicado que me ha llegado un requerimiento judicial por la vía PENAL para que me presente en el juzgado de paz de Basauri MAÑANA con los papeles del coche. Que no me hace ni puta gracia, porque aparte de tener otros planes para hoy a la tarde-noche (y conducir no era uno de ellos), pierdo un día de trabajo y no por gusto. Bueno, que me desvío.
Haciendo memoria, este acontecido de enero es la única explicación posible que se me ocurre. Y la he compartido con un par de personas más, alguna de ellas pertenecientes al mundo legal y de seguros y más. Me dicen que no me preocupe, que si hay demanda será entre los seguros y que lo mio es una formalidad. Que, por lo visto, alguien (me huelo que la señora) ha visto que se puede sacar dinero a su (presunta) lesión y quieren apretar hasta donde puedan.
Me sabe mal reconocer que si me los vuelvo a cruzar ENTONCES si que tendremos juicio de los de verdad porque soy capaz de llamarles de todo menos bonito. Vaya por delante que tengo amigos y conocidos que han tenido accidentes serios y que han tenido problemas muy graves de cuello. Pero en el suceso que me ocupa, no iba rápido y, desde luego, no fue un latigazo como para afectar nada. Vale, la señora es mayor. Lo acepto. Puede tener problemas de cuello. Pero desde luego que por lo que pasó conmigo no fue.
Retomo, que me desvío. No entiendo cómo puede haber gente tan caradura que todavía tengan los huevos de recurrir a la justicia. Una justicia que bastante tiene con cosas bastante más serias y que, con gente como esta, lo único que consiguen es enfangar el sistema. De verdad que yo no podría. Se me caería la cara de vergüenza.
Seguiremos informando. 8(