Cuando toda la tropa que nos conocemos del pueblo desde hace años nos juntamos los bares tiemblan. Que somos una panda de gañanes lo tenemos muy asumido. El juntarnos siempre es con alguna excusa: la parrillada de mayo, la cena de Navidad, las fiestas del pueblo… Vamos, que somos muchos y estamos bien avenidos. Evidentemente, con algunos te llevas mejor que con otros, pero estas reuniones nos sirven para seguirnos la pista y ponernos al día.

Y como anuncié en la última entrada, este finde hemos tenido la primera boda (de las de traje y banquete)  dentro de este grupo. Y si por mi parte siempre es un placer cantar, reír y bailar con esta gente, el hacerlo de etiqueta, celebrando la felicidad de la pareja que nos convidaba, ha sido algo muy memorable. Es por eso que este finde no ha habido Formula Uno. Ni aunque haya sido Mónaco. Este sábado se ha dedicado exclusivamente a festejar y este domingo a recuperar. Recuperar memorias, recuerdos, risas, estómago y resaca.

Pero de estas que no duelen. Porque te lo has pasado bien, -crees que- el resto del mundo también y salir del hotel solo con la cartera y un móvil (a efectos de identificación y de emergencias) a mi me ha servido para relajarme y pasarmelo muy muy bien. Esta noche me ha hecho sentirme tan descansado como toda la semana anterior de vacaciones.

P.D.: Lo cual no quita para que haya tontos en todos lados… Mi hermano (al que odio como solo un hermano puede hacerlo) era, de lejos, el más elegante de toda la boda y acabó bautizado a cubatas. A mi, me tiraron una Franziskaner por encima… toma estreno de trajes… A buscar una tintoreria… grrrrrr…. 8(