Igual los más habituales lo habéis notado, pero no está de más reconocerlo. Por circunstancias propias y ajenas he bajado el nivel de posteo al que estaba (estabamos) acostumbrados. Sin paños calientes: culpa mía. Circunstancias propias y ajenas. Puede ser que ya no disfrute de tantos tiempos muertos como desearía en el trabajo, y que cuando llegue al hogar lo último que me apetezca es ponerme a las teclas a soltar las desbarradas a las que os tengo acostumbrados.
Quiero pensar que es -y/o será- algo puntual, pero de momento, no veo la luz al final del túnel. Vamos, que no sé cuando podré retomar el ritmo de publicación normal. Por lo pronto, debo un par de entradas sobre temas variados y una fija sobre la pretemporada de Formula Uno. A ver si mañana encuentro el momento para esta última, todo un clásico en este despropósito de blog. Para todo lo demás, igual mi twitter es lo más inmediato.