Vaya por delante que quejarme de stress laboral con el añito y medio de paro y con los actuales números de desempleo me parece injiusto totalmente. Pero cuando tu jefe, con la vena hinchada, exige algo y tú le dices «pues dame una semana en el mejor de los casos» ya sabes que esa semana va a ser el mayor de los infiernos posibles.
Porque no solo es el marrón (tamaño Texas) que me ha caído y que, mal que bien, he conseguido llevar a término. Es el resto de tareas, tareillas y nuevos marrones que debo dejar aplazados por gestionar LA tarea. Y cuando en la bandeja de entrada se te empiezan a acumular cosas, te estresas. Vamos, como yo estoy ahora mismo. Tiene su reflejo en el blog (ya véis lo que he podido escribir esta semana) y algo menos, pero porque es más cómodo, inmediato y chorra. en twitter.
A ver qué tal se da el fin de semana. Espero que no salga nada que haga pum. Porque entonces será mi cabeza la que lo haga.