Siento bastante aprecio por el polaco narizón del equipo Lotus Renault. Quizás es porque ganó aquella única carrera disputada en el circuito urbano de Bilbao cuando corría las Wold Series hace cinco o seis años. Hacerse en minuto y medio un recorrido que yo, tráfico y semáforos mediante, tardaría cosa de media hora tranquilamente da la muestra de la pasta de la que están hechos Robert y cualquier persona que pilote un monoplaza.

El caso es que el hombre no se puede estar quieto. Y correr rallies es algo que le gusta. Es una cosa que implica un contrasentido, porque muchos deportistas de élite tienen una clausula en sus contratos que les impide realizar actividades de riesgo. Pero, en palabras de Eric Boullier, director técnico de la escudería que le paga, «Robert ama los rallies. El conoce el riesgo y nosotros también. No queremos robots, no queremos gente corporativa como pilotos«.

Era una mañana fria y luminosa en Se empezaban a disputar los primeros tramos del Rally Ronde di Andora en Génova. A las nueve de la mañana, El Skoda Fabia de Robert Kubica pisaba una bache debido a una raíz de un árbol cercano. La carretera estaba húmeda y el coche perdía el control y salía disparado contra el guardarraíl. Siete horas de operación después, y con rumorología de que el polaco podría incluso, perder la mano derecha, la intervención ha sido exitosa, el piloto se encuentra fuera de peligro y estos próximos días se conocerá la evolución de la lesión.

El problema es que se está hablando de un plazo de rehabilitación de un año mínimo. Y han saltado los buitres habituales a soltar rumores sobre el sustituto de Kubica durante este año: Que si Bruno Senna, Nick Heidfeld, Kimi Raikkonen, nuestro PMDLR… Una falta de respeto alucinante para/hacia una persona que se encontraba en la mesa de operaciones temiendo por su vida, casi. Pero claro, aquí lo primero es soltar la noticia y luego, como latiguillo recurrente, decir «como ya adelantamos en su momento».

En fin. No es el primer accidente de Robert Kubica. El galletón de Canadá 2007 todavía permanece como recuerdo escalofriante en mi memoria, pero aquella vez, a pesar del espectacular accidente, salió con poca cosa, un esguince en el tobillo. Ya digo que me cae bien el hombre. Y esta vez, le va a costar algo más volver a ponerse a los mandos de un monoplaza, pero desde este humilde blog, Odwaga, Robert