Bueno, para el que llegue de nuevas, recuerdo que en mi familia tengo bastantes personas relacionadas con el maravilloso mundo del transporte aeronáutico. Esto no me convierte en ninguna autoridad en lo referente a los sucesos en los últimos días, pero quiero dar mi punto de vista, bastante afectado por mi circunstancia familiar.

Todo el mundo en este país tiene derecho a hacer huelga. Pero declarando la intención ante los diversos mecanismos oficiales, estableciendo una serie de servicios mínimos y anunciando que fechas estamos dispuestos a protestar. Lo que no se puede hacer es, en comandita, plantarnos todos con «síndrome de crisis de ansiedad» en todos los puestos de trabajo y romper la baraja.

El tráfico aéreo es especial. El piloto es la máxima autoridad en la aeronave y toda la responsabilidad de todas las decisiones tomadas es suya. Pero el piloto no va solo. El controlador son los ojos y los oídos de todo vuelo comercial. Rumbo tal y altitud cual. Planificar las posibles coincidencias de rumbo y altitud con otros vuelos y actuar en consecuencia. No, no es un trabajo en el que te puedes distraer.

Y por eso se cobra bien. El problema empieza cuando Fomento y AENA (la administración de aeropuertos) no sacan oposiciones para más plazas de controladores. Para qué, si con los que tenemos ya nos va bien. Claro, pero no dicen que, si alguno de los que entran en un turno tiene que faltar por causas de fuerza mayor, uno de los que ha acabado su jornada tiene que meter horas extras para cubrir al compañero que no puede venir. Y claro, esas horas extras se pagan a millón.

Que nadie se engañe con que el sueldo de los controladores está inflado. Yo prefiero que mi vuelo sea manejado por una persona contenta en su trabajo y satisfecha con su salario. El problema es que se demoniza la imagen de los controladores poniendo como excusa el pastizal que se llevan. Y no es así del todo. Vamos, que resumiendo, las revindicaciones de los controladores son justas y son cosas razonables.

Lo que no lo es tanto es el modo. No puedes no plantarte en tu puesto de trabajo. Como gremio. Y más, cuando tu trabajo es básico en un puente festivo. Dejar tirados a todos los pasajeros habidos y por haber lo que trae son consecuencias negativas para tí y para tu profesión. Además, has desligitimado cualquier petición, justa o no, que revindiques. Es lo que tiene romper la baraja. O lanzar la puta al rio, por decirlo finamente.

Y claro, como siempre en este país cainita y aprovechado, ha faltado tiempo para echar los perros sobre los controladores, el gobierno, la oposición, el ejercito o al señor que pasaba por allí. Aquí la cosa es figurar, soltar la mayor burrada posible lo más pronto posible y luego, si eso, recular. Pero ser rápido. Y claro, hemos oído animaladas como que todos los controladores deben ir a la cárcel (genial, quien controlará el tráfico aéreo entonces?), como que los militares deben ponerse a controlar el tráfico aéreo (cosa que los profesionales de la navegación aérea no quieren ni oir) o burradas del pelo y similares.

¿Que porqué lo de los militares es una burrada? Bueno, muchos han salido diciendo que aquí lo que habría que hacer es lo que pasó en Estados Unidos con Reagan en 1981. Basicamente, hubo una huelga de controladores y Reagan hizo tabla rasa. Puso controladores militares en las torres de control y a otra cosa mariposa. Bueno, pues pilotos y personal de tierra no quieren ni oir la idea. Ni en broma. Los controladores militares están habituados a aeronaves pequeñas, transportes y helicópteros. Donde los cambios de rumbo pueden ser inmediatos y ningún pasajero te va a demandar por la lesión de cuello producida al girar bruscamente. Los vuelos comerciales es a lo militar lo que un autobús de pasajeros es a un monoplaza de F1. Vamos, que tiene ruedas y motor, por ponerlo simple.

Y ya acabo. Un cambio de tercio. La oposición. Ver a Gonzalez Pons el viernes y el sábado continuamente en la tele exigiendo responsabilidades y depuraciones me hizo gracia. Gracia porque el actual convenio de trabajo de los controladores lo firmó su partido en una legislación anterior. Y esas cosas, por lo visto no interesan. El día que un miembro de un partido (el que sea) salga a los medios a decir «pues miren, nosotros tuvimos parte en lo que motiva la situación actual y apoyaremos cualquier decisión que la solucione» será un gran día.

Hasta entonces, esto seguirá siendo motivo del pitorreo del resto del mundo. Que lo somos.