El otro día, uno de los laborables que estuve por Bilbao, mientras comía en casa, mis señores padres pusieron ESE noticiario. Donde se dedican tres minutos a un somero repaso de la política nacional, 20 minutos a parricidios, fratricidios y muertes violentas en general y 10 a la actualidad del Real Madrid de fútbol. (y si sobra tiempo, un poco al Barcelona FC)
El caso es que, a mitad de la fase de casquería, algo subió desde mi estómago y pedí, amablemente, que cambiasen el canal o bien apagasen la tele. Pero es que en casa de mis padres la cosa no consiste en ver un noticiario. Consiste en ver todos como rutina. Y me miraron como si me hubiese afeitado con un cactus. La discusión fue épica. Que si no tengo interés por lo que pasa en el mundo, que lo mío no tiene nombre, que yo antes leía todos los períodicos… en fin… el pack completo. Y Chucky de fondo.
Claro que antes me leía el períodico de arriba abajo. Pero según qué secciones. Yo elegía qué páginas, secciones y noticias merecían mi atención. Y es una sana costumbre que he pasado a Internet: solo leo un diario generalista, uno o dos deportivos (principalmente para descojonarme de los titulares, pero ese ya es otro tema), dos agregadores y cuatro o cinco blogs ténicos. Evidentemente, se ve por donde van mis preferencias. Y esa es la diferencia que mis padres no son capaces de entender, por lo visto.
Utilizo mi criterio para elegir qué noticias quiero leer. No me siento delante de la tele y espero tragarme todo el informativo antes mencionado. Porque si no me suicido primero, me subo a una torre y disparo contra todo lo que se mueva. Alguien me dijo una vez que lo que interesa de estos informativos es hacer que el espectador se sienta aliviado al ver que hay gente con peores problemas que los suyos. ¿Teoría conspirativa? Puede. Pero lo cierto es que se les está yendo la mano con la sangre.
Y es que, en serio, creo que sé que es lo que se cuece todos los días en el mundo. Muerte, odio… no necesito que me lo recuerden constantemente. Primero, porque estoy comiendo, no es el momento más adecuado. Segundo, porque me insensibiliza. Y tercero, porque parece que hay una competición entre redactores y cadenas por saber quien saca la burrada más gorda a la hora de comer. Y Chucky, Prats o quien sea, con el gesto serio y desaprobador de quien se siente por encima del bien y del mal.
Y para eso, prefiero ver dibujos animados o ficción. Homer no juzga. 8D
El otro día en la charla de Rosa Mª Calaf, la tía se mojó y cuando le preguntaron como veía el periodismo en este país tras su vuelta, dijo: «Mal, muy mal». Se puede decir más alto…