Ayer, en uno de mis desempeños del día, se me solicito que instalase cierto software en dos máquinas concretas. Me conecto y, oh sorpresa, el promt de la línea de comandos no era el habitual de Debian/Ubuntu al que estoy acostumbrado. Mirando en mi libreta de apuntes, me doy cuenta de que, oh cielos, estoy tratando con un Red Hat.
Sistema operativo del que no tengo ni puta idea, por supuesto. Básicamente, que la instalación de paquetes se realiza mediante el comando rpm y pare usted de contar. Vamos, que lo dicho: ni papa. Ni repajolera. Rien de rien. La cosa corría prisa y ahí estaba yo, con una terminal abierta, el cursor parpadeando mientras parecía que se cachondeaba de mi.
Bueno, no desesperar. Vamos a ver si la cosa funciona como en Debian y si suena la flauta.
rpm install paquete
Pues no. Vaya. Primero, el comando no reconoce el parametro install. Es -i y luego parece que necesita que el susodicho paquete esté ya descargado en el directorio actual. Pues nada, a ver que dice tito G! sobre el paquete en cuestión. Bien, aquí tengo la ruta ftp. Me lo descargo y repito el rpm. Oño, que poco ha tardado. No he tenido salida ninguna… voy a probar el comando… anda, funciona. Vale, borra el fichero .rpm y repite la operación en la otra máquina.
También funciona. Pues no ha sido tan complicado, pero me da que esta no debe ser la opción correcta del todo. Vamos a seguir googleando. Y gracias a la gran G!, me entero que Red Hat también tiene una aplicación similar al apt, pero denominada yum que sirve para lo mismo. He hecho el camino largo, pero he aprendido un par de cosas y ya es algo que no olvidaré.
Cttl-Alt-Supr funciona en todos los ordenadores…