Tenía claro que una de las cosas que necesitaba durante estos 10 días que he estado desenchufado del mundo era pasar frio. Vamos, dormir tapado con una manta. Y en mi ansia he agarrado un constipado de los de agarrate que vienen curvas.
Si a esta circunstancia -porculera ya de por si- le añadímos que, en previsión de un posible atascazo a la entrada de Madrid, tomé cafeína en diversas, variadas y abundantes maneras, y al final resultó que no tuve ningún problema a la hora de acceder a la capital… pues el resultado es que hoy estoy medio zombi. Estado que, conociendome, mutará a cadáver sobre el miercoles-jueves para acabar el viernes como una masa viscosa-gelatinosa con mi forma, pero no mi mente.
Por lo demás (no vayamos adelantando acontecimientos) bien. He descansado, he tenido fiesta, he leído bastante, he ido al cine y he pasado mi tiempo con gente que, por lo visto, valora mi presencia. Si amigos, como siempre que tengo algo de tiempo para mi, he tenido mi clásico bajoncete de dar vueltas a la vida y a mis cosas. En fin, no debería sorprenderme, pero es lo que hay.
Así que mañana, si no tengo problema con la falta de sueño que tengo ahora mismo (y ya digo que este problema, en lunes es mala cosa), continuamos.