El ascensor se detuvo. La campanita sonó por encima de la versión acústica del Sweet Child o’Mine al piano que sonaba como fondo. Las puertas se abrieron y salí de la cabina. Parpadeé un par de veces, porque el recinto, a pesar de ser inmenso, estaba iluminado desde el techo y el suelo, impoluto y brillante como un espejo, añadía más luz a la escena.

Avancé paso a paso por el inmenso vestíbulo. Curiosamente, el resplandor dorado que bañaba la estancia ya no me molestaba y era capaz, incluso, de reconocer formas. Como la de la mesa con dos sillones de orejas que se encontraba delante de mí. Uno de ellos, vacío. El otro, ocupado por una señora mayor vestida con traje inglés con la cara más afable que pudiese recordar. Me sentí cómodo con solo echarle un vistazo, a pesar de estar desnudo.

¿Qué como sabía que estaba desnudo? Por mis pies sobre el mármol, por el tibio ambiente que envolvía todo mi cuerpo… en definitiva, esas cosas que te indican que estás soñando. Y últimamente duermo bastante mal como para despertarme mientras sueño y duermo tan profundamente. Así que quise saber hasta donde llegaba la cosa.

Sientante, chaval

Curiosamente, una voz juvenil. La abuela se había incorporado y, sin perder la sonrisa, me ofrecía con su mano derecha extendida el sillón de la izquierda. Así lo hice. Comodo. Pegué un par de botes para saber si era firme. Curioso. Tibio y fresco a la vez. Firme y mullido. Muy cómodo.

Supongo que no estoy aquí para probar la resistencia de esta silla, ¿verdad?

Todo el mundo que entra aquí lo hace por alguna razón.

Vale, voy a picar el anzuelo. ¿Donde estoy?

Quizás deberías preguntar qué haces aquí.

Joder con la abuelita y su rollo Morfeo de Matrix…

Está bien ¿qué hago aquí?

Aquí es donde se negocian los intercambios de Karma en el Universo.

Estupor. ¿Qué? La reacción de mi cara debió sentirse en kilómetros a la redonda, porque la carcajada limpia y pura que soltó la anciana era alegría concentrada.

No eres muy despierto.

No, no era Morfeo. Rollo Matrix, si, pero otro personaje. Era el Oráculo…

Verás, te lo voy a poner fácil. Estás aquí porque consideras que ha llegado el momento de intercambiar karma.

Mi cerebro seguía atocinado. No demasiado, porque todavía pude articular:

¿El karma?

Si, el concepto dármico de la energía metafísica derivado de tus acciones.

El atocinamiento se mantenía.

Se supone que debes negociar conmigo el intercambio del karma para mejorar tu vida.

Más de lo mismo

¡¡QUE ME DIGAS CÓMO Y EN QUÉ PODRÍAMOS MEJORAR TU VIDA, COÑO!!

Ahí, ahí si que me pilló. La señora tiene un buen chorro de voz. Eso o algún truco de eco. El caso es que me sirvió para espabilarme del todo. Y dije lo primero que se me ocurrió.

Eu, essstoooo… ¿una mujer en mi vida?

Si, ya, hombre… todos los humanos sois iguales. Queréis que con la simple descripción genérica de otro ser humano de sexo opuesto una ya debería saber que tarifa aplicar. Especifica, joder.

Toma, encima con carácter…

Puuuuueesssss no sé… Guapa, inteligente, que le vaya el rock n’roll, un poco friki…

Si, claro, y que la chupe como una actriz porno.

Sus ojos relampaguearon detras de sus anteojos. En la fracción de segundo que me pareció ver lo que lo ví (o sentí, más bien), entre sus manos apareció un folleto que yo no sé de donde (o como) lo sacó. Sus dedos recorrieron infinidad de columnas y su mirada se volvió a clavar en mi.

Vas a tener que especificar un poco más. Y, por si no te has dado cuenta, intentar engañarme es engañarte a tí mismo.

Coño, con razón decía yo que me caía bien…

Bueno, pues lo de antes sería el pack básico… no sé. Supongo que eso y que me quiera por lo que soy y cómo soy.

Me escrutó por encima de los anteojos. Su mirada ahora tenía un destello aprobador.

Bien…. veamos…

Sus dedos volvían a recorrer el folleto.

Hmmm….. un momento….

Más filas, más datos….

Mscha…. tenemos un problema.

No me lo digas. No hay nadie disponible.

Conmigo no te hagas el gracioso que la fantasía soy yo y esto puede acabar bastante mal.

De repente, noté un escalofrío, un viento gélido y un punto menos de luz. La mirada de mi interlocutora se aceró de repente y, por un momento, pude entrever un gesto de furia y rabia infinita.

Tú no sabes lo que es aguantar a todos los patéticos seres humanos que vienen a mí pidiendome cosas como las que tú me pides o cosas BASTANTE más chorras. Durante toda la eternidad, sin descanso. Llega un humano y me tengo que poner en su vida para descubrir qué merece, que no merece y que podrá recibir. Los chistes los hago yo si los quiero hacer. No me toques los cojones. ¿Hai capito?

Pasmadito me quedé. Solo acerté a asentir una vez. Volvía a hacer calor y la luz de la infinita estancia volvía a ser tan acogedora como antes, como si no hubiese pasado nada.

Decía que tenemos un problema. Por lo general, el pack Alma Gemela con los extras que tú pides se asigna con menos karma del que atesoras. Incluso te da de sobra para lo que decía de la actriz porno. Pero.

¿Y ahora qué he hecho?

Nada, tranquilizate. Lo de antes es un numerito que tengo ensayado para acojonaros y teneros formalitos. No, no tiene nada que ver. Verás, te explico. A lo largo de tu vida, consciente o inconscientemente te has rodeado de gente muy buena. Y esto entra dentro del pack Amigos Cojonudos, con los extras de Te Van a Decir las Cosas como Son y del seguro AntiHijosDePuta, aunque no lo hayas pedido queriendo. ¿El problema? Es que estás pagando los intereses de este pack. Y hasta entonces, no puedes pedir nuevos productos.

Pero…

Solo te voy a permitir un pero… te vas a despertar en nada. Chico, que manía de venir cuando os va sonar el despertador.

¿Pero eso significa que no me voy a echar novia en la puta vida?

No, significa que tendrás que currartelo y dejar de echar la culpa a la vida o al Karma. Buenos días, por cierto.

[mus]http://www.goear.com/listen/345c9ef/highway-to-hell-acdc[/mus]

Y he abierto los ojos con el Highway to Hell que tengo puesto como alarma en el móvil. Qué apropiado. Mecagontóloquesemenea.